martes, 24 de enero de 2012

Un despertar muy dulce




La alarma sonó. Sonreí en el momento que rozaste mi boca. Cerré los ojos. Me dejé llevar. La saliva se hacía cada vez más presente en mis papilas gustativas. El placer recorría mis extremidades como glucosa en sangre. La felicidad me envolvía como los carbohidratos envuelven el cuerpo. Respiré profundo. Volví a sonreír. Buenos días. Que despertar más dulce...

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